grayCity

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viernes, 27 de febrero de 2009

Atracción innata. Amor mutuo.

Ahora estoy convencido que quién mejor para escribir que una persona que conozca tanto de la naturaleza humana que su propia vida no pueda cargar con todas las experiencias vividas y ajenas. También, que se preocupe por la vida en general, que la proteja, por ese sentimiento altruista y para nada obligado de la solidaridad y vocación de servicio, ese deseo casi innato de ayudar a los más necesitados, no quedándose solo en el hecho de brindar algun bien y caso cerrado; sino, preocupándose en la vida de la otra persona, en sus anhelos y deseos como persona, en su bienestar, físico y emocional, llegando al punto en el que ya no sólo es una persona más a la que ayudas, sino que sientes que es tu asunto y que esa alma espera de ti lo mejor que puedas hacer. Una persona que sea capaz de sacrificarse a sí mismo, dejando de lado sus propios intereses y vida personal, dejando atrás el lucro y ambición, entregándose de lleno a los que lo necesitan. Sacrificando horas de diversión y sueño; momentos únicos en la vida familiar, como las primeras palabras de tu hijo; momentos únicos en la vida, que son recompensados con una simple sonrisa, un gesto de agradecimiento, una mirada con esperanza y con ganas de vivir.
No conozco muchas profesiones que cumplan con todo lo que he señalado, tampoco muchas personas que lo hagan. Sin embargo, he encontrado mis excepciones en la profesión que desde mis épocas infantiles me enamoró. Encontré una historia -aunque no vivida, sino relatada- de un magnífico ejemplar, un médico que cumplía con todo eso; como cualquier persona, con errores y desaciertos, pero excelente galeno. Y no sólo él, sino muchos otros, que también obraban de manera correcta e impecable.
Un ambiente esperanzador e idealista me inclinó hacia esta profesión (una de las más bellas por su constante contacto con la vida y muerte, alfa y omega, génesis y apocalipsis de la energía recurrente de nuestro planeta, en la cual jugamos un rol importante; casi de Dios, en realidad, guiados por Él, en el afán permanente de prolongar y mejorar una forma de vida, ayudar a una persona a tener otra oportunidad) y la vida -aunque corta para mí- me dio revolcones y sacudidas en las que me hizo creer que no es posible que tus metas y sueños se vean realizados obrando limpiamente, pero no vacilé y aunque sé que es difícil en la sociedad actual y sobretodo en mi país, siento que muchos como yo se dieron cuenta que a veces es bueno tener ideales, que el facilismo es para gente mediocre y que nuestro límite somos nosotros mismos.
Sé que en las demás profesiones que existen, las personas también pueden ayudar a los demás, pero una parte de mi me dice que los médicos somos y seremos esenciales para la humanidad.
Por mi parte, mis metas están trazadas y mis ganas de ser útil a la humanidad, completamente listas para ser complementadas con conocimiento científico y humano, con fin de que mejoremos cada día, todos los días.

2 comentarios:

Milena dijo...

Mi querido colega, es exactamente esto lo que hace a los verdaderos medicos =) seremos de los mejores.

Pamela Amayo Loo dijo...

Pocas personas piensan como tú, sólo nosotros los idealistas de la esperanza de algo y de un mundo mejor.

Saludos :)