escribirte veinte poemas de amor
y una canción que te haga reír a carcajadas
pintar de un trazo esta noche estrellada
y dejar la blanca luna
inmóvil
de madrugada
esperando a que poco a poco alces la mirada
recordándole que de un momento a otro
va llegando la mañana.
Con el alba despertar a tu lado
y tener algo de Sabina
para cuando tus pupilas vean las mías,
costado a costado
poder pronunciarte un par rimas
y desaparezcan
muchacha
esos ojos tristes
y al arrancarte una sonrisa
hacerte ver que vivo por un contigo
y muero con un sin ti.
Ya en la tarde
llevarte de la mano por las calles
parar un taxi,
un volkocho
para ir apurados,
a ver el sol ponerse
y no dejar que el taxista,
por el retrovisor,
te vea las pantorrillas
llegar cargándote a la orilla
y tomar fuerte tu cintura
mientras el sol se funde con tus ojos
acaricia tu cabello
y tu hermosura
dan las seis veintitrés
los minutos pasan y
por ratos quisiera ser Arjona
luego la vida me dice
el problema no fue hallarte,
sino encontrarte a deshora.
Llega otra vez la noche
ahora estás bajo mi brazo
ya es invierno
y el frío a los huesos llega
te abrigo
y te llevo hasta tu casa
son las doce
me despido y te recuerdo
que si en la noche sola te sientes
mires la luna
porque,
mira,
te voy a contar un secreto
para nosotros
en las noches
es un espejo
y cada uno nos encontramos
a cada lado del reflejo
te doy un beso
y camino de regreso
esperando que duermas feliz sobre tu almohada
después de haber tratado de contarte el más increíble cuento.
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